Los recuerdos de 2012 de repente surgieron en mi mente. Ese año conocí a un comprador anónimo en un canal de IRC, y acordamos una transacción de 30,000 dólares en BTC. Ahora que lo pienso, parece una locura — ¡yo le envié la mitad de las monedas directamente!
Lo más loco fue lo que vino después: ese tipo compró un boleto de avión, voló a mi ciudad y completamos la transacción restante cara a cara.
En aquella época, el mundo de las criptomonedas era así, sin KYC, sin plataformas de custodia, todo dependía de la palabra. La confianza entre desconocidos, en aquel entonces, es algo que hoy en día
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