La operación del 4 de diciembre, la verdad es que fue bastante interesante.

En cuanto a Bitcoin, sigo esperando; la verdad es que estoy bastante tranquilo — cuando tienes paciencia y aguantas, no hay motivo para ponerse nervioso. Pero el problema es que es demasiado aburrido. Quedarse mirando el gráfico sin hacer nada tampoco tiene mucho sentido, así que decidí centrar mi atención en otra cosa.

Al final, decidí probar suerte con el oro. No me apetecía complicarme con historias raras, así que fui directo a PAXG, oro tokenizado, mucho más sencillo. Entré en la zona de los 4200.

¿Por qué lo elegí? La lógica es bastante clara: llevaba mucho tiempo formándose un gran triángulo de consolidación y aposté a que rompería. Si realmente lo hace, el precio objetivo podría ser más alto de lo que la mayoría espera. Por supuesto, esto depende de lo que decida el mercado.

Ahora solo toca esperar. Paciencia, mucha paciencia. Total, tampoco tengo nada mejor que hacer.