Hermanos, acabo de ver el mercado y me he quedado en shock.

El Bitcoin se ha desplomado un 25% desde su pico de 126.000 dólares, cayendo en picado hasta los 94.000, y por poco no derramo la Coca-Cola en el teclado en ese momento. Pero lo peor han sido las altcoins: algunas han caído a la mitad y eso ya es ser optimista, muchas se han evaporado un 80 o 90%, un auténtico drama digno de “la azotea llena”.

Llevo en el mundo cripto desde 2017 y en su día no creía nada eso de los “ciclos de toro y oso cada cuatro años”, pensaba que era solo un cuento que los veteranos contaban para engañar a los novatos. Pero tras recibir lecciones del mercado una y otra vez, entendí que: el toro y el oso nunca se pueden identificar en el momento, solo cuando miras atrás todo cobra sentido y puedes ponerle etiqueta.

Esta caída parece repentina en la superficie, pero en realidad las señales estaban ahí. Hace medio mes ya lo advertí como loco en el grupo, pero muchos estaban cegados por la subida y hasta se burlaban de mí diciendo “te falta valor, el gran bull run está por venir”. ¿Y ahora qué?

A principios de mes, cuando el BTC estaba lateralizando en los 110.000 dólares, todas esas “shitcoins” se volvieron locas, multiplicándose por cinco o diez. Esa imagen me resulta demasiado familiar: al final del último mercado alcista, fue la misma orgía de “monstruos y demonios”, y luego, de un tajo, llegó la poda y cortaron cabezas.

Y efectivamente, el mercado devolvió el golpe con fuerza: 19.000 millones de dólares en apalancamiento liquidados de golpe, y toda la capitalización del mercado cripto devolviendo las ganancias de todo el año. Esta jugada ha dejado claro a todos que “detrás del entusiasmo siempre hay un cuchillo escondido”.

Desde el punto de vista de los ciclos, esta caída encaja perfectamente con la historia.