En esta era, además de la gran tendencia de la «Descentralización», lo más importante es aprender a abandonar el pensamiento lineal. Y lo más peligroso de todo es el «pensamiento lineal en el tiempo».
El paso del tiempo es constante (aquí, por supuesto, no se habla de la relatividad general o especial). Hay quienes pasan años perfeccionando un proyecto; también hay quienes persiguen cada segundo las nuevas monedas que acaban de salir. Hay quienes se llaman a sí mismos traders de élite antes de cumplir veinte años; y también hay quienes, apenas pasados los treinta, dicen que están "viejos" y que no pueden seguir el ritmo de los cambios en el mundo de las criptomonedas.
Cada vez que regreso a la universidad a compartir, siento que no tengo mucho que compartir, porque no he seguido un camino profesional lineal. Si los compañeros practican de manera mecánica, lo más probable es que el resultado sea un esfuerzo en vano. Pero ahora, al mirar hacia atrás, es precisamente este camino no lineal el que me ha llevado a Gate hoy.
A los treinta años decidí ir a Australia a jugar un año, pero fue a los veintinueve años cuando finalmente aprendí a nadar. Allí aprendí a bucear y hacer surf. Ahora, cada vez que voy a la playa, siempre soy el primero en saltar al agua.
A los diecisiete años ya tocaba la guitarra y hacía ruido en el Estadio Elisabeth y en el Teatro de las Montañas; fue a los cuarenta años cuando empecé a aprender piano, y solo aprendí una canción de Hans Zimmer, "Day One". ("No temo a quien practica diez mil movimientos, sino a quien practica un movimiento diez mil veces.")
A los cuarenta y tantos años volví a subirme a la patineta y grabé un video para Gate; la última vez que patiné fue hace veinticinco años.
A los veintidós años publiqué mi primer libro, en ese momento pensaba que escribir un libro era algo fácil; ahora, al volver a escribir, me siento un poco impotente.
A los veinticinco años completé una media maratón, en ese momento en realidad odiaba correr; el año pasado terminé mi primera maratón en la vida, pero comencé a disfrutar un poco de la alegría de correr largas distancias.
Desde el jardín de infancia, la escuela primaria hasta la secundaria, crecí en una colonia, nunca aprendí oficialmente el mandarín. Hasta que cumplí veintiocho años, realmente comencé a hablar chino.
Después de los 30 años, estudié alemán de forma intermitente en Duolingo durante diez años, y cuando fui por primera vez a Múnich hace un tiempo, descubrí que apenas podía decir una oración completa, excepto Guten Morgen y Danke, pero podía entender muchas palabras. Creo que incluso si dedico otros diez años a aprender un poco más, al menos me sobran treinta años.
Empecé a practicar swing por casualidad en 2008, y ya ha pasado más de una década. Ahora trato de evitar mencionarlo en público, ¡temo que el departamento de marketing me pida que realice una presentación en un evento de Gate!
El paso del tiempo es constante, pero el impulso, el desarrollo y las oportunidades en la línea de tiempo no son lineales, y todos deben encontrar su propio ritmo y no seguir el ritmo de los demás. Tomemos como ejemplo el aprendizaje de la guitarra, cuando era niño, tenía tiempo, pero ahora hay innumerables videos instructivos gratuitos; Tomando como ejemplo la inteligencia artificial, algunas personas dicen que tienen 20 años de experiencia en desarrollo, confiando en la ventaja de ser pioneros. Pero la IA de hace veinte años es completamente diferente de la IA de hoy, y una persona con solo cinco años de experiencia puede llegar más lejos que ellos.
En el ámbito de las criptomonedas es aún más evidente: hay quienes, al principio de su carrera, eligieron el camino correcto y lograron la libertad financiera a una edad temprana, pero carecen de experiencia práctica y no tienen un respaldo suficiente; mientras que otros, que solo en los últimos años han hecho la transición desde la banca de inversión o empresas tecnológicas, han logrado crear un nuevo espacio en el sector gracias a su experiencia de vida y conexiones.
No ser arrogante con los que vienen después, ni ser sumiso con los que llegaron primero.
Lo único que me da envidia es que los jóvenes seguramente pueden ver un futuro más lejano que yo. Aparte de eso, todos navegan en la línea de tiempo, sin distinción de superioridad o inferioridad.
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En esta era, además de la gran tendencia de la «Descentralización», lo más importante es aprender a abandonar el pensamiento lineal. Y lo más peligroso de todo es el «pensamiento lineal en el tiempo».
El paso del tiempo es constante (aquí, por supuesto, no se habla de la relatividad general o especial). Hay quienes pasan años perfeccionando un proyecto; también hay quienes persiguen cada segundo las nuevas monedas que acaban de salir. Hay quienes se llaman a sí mismos traders de élite antes de cumplir veinte años; y también hay quienes, apenas pasados los treinta, dicen que están "viejos" y que no pueden seguir el ritmo de los cambios en el mundo de las criptomonedas.
Cada vez que regreso a la universidad a compartir, siento que no tengo mucho que compartir, porque no he seguido un camino profesional lineal. Si los compañeros practican de manera mecánica, lo más probable es que el resultado sea un esfuerzo en vano. Pero ahora, al mirar hacia atrás, es precisamente este camino no lineal el que me ha llevado a Gate hoy.
A los treinta años decidí ir a Australia a jugar un año, pero fue a los veintinueve años cuando finalmente aprendí a nadar. Allí aprendí a bucear y hacer surf. Ahora, cada vez que voy a la playa, siempre soy el primero en saltar al agua.
A los diecisiete años ya tocaba la guitarra y hacía ruido en el Estadio Elisabeth y en el Teatro de las Montañas; fue a los cuarenta años cuando empecé a aprender piano, y solo aprendí una canción de Hans Zimmer, "Day One". ("No temo a quien practica diez mil movimientos, sino a quien practica un movimiento diez mil veces.")
A los cuarenta y tantos años volví a subirme a la patineta y grabé un video para Gate; la última vez que patiné fue hace veinticinco años.
A los veintidós años publiqué mi primer libro, en ese momento pensaba que escribir un libro era algo fácil; ahora, al volver a escribir, me siento un poco impotente.
A los veinticinco años completé una media maratón, en ese momento en realidad odiaba correr; el año pasado terminé mi primera maratón en la vida, pero comencé a disfrutar un poco de la alegría de correr largas distancias.
Desde el jardín de infancia, la escuela primaria hasta la secundaria, crecí en una colonia, nunca aprendí oficialmente el mandarín. Hasta que cumplí veintiocho años, realmente comencé a hablar chino.
Después de los 30 años, estudié alemán de forma intermitente en Duolingo durante diez años, y cuando fui por primera vez a Múnich hace un tiempo, descubrí que apenas podía decir una oración completa, excepto Guten Morgen y Danke, pero podía entender muchas palabras. Creo que incluso si dedico otros diez años a aprender un poco más, al menos me sobran treinta años.
Empecé a practicar swing por casualidad en 2008, y ya ha pasado más de una década. Ahora trato de evitar mencionarlo en público, ¡temo que el departamento de marketing me pida que realice una presentación en un evento de Gate!
El paso del tiempo es constante, pero el impulso, el desarrollo y las oportunidades en la línea de tiempo no son lineales, y todos deben encontrar su propio ritmo y no seguir el ritmo de los demás. Tomemos como ejemplo el aprendizaje de la guitarra, cuando era niño, tenía tiempo, pero ahora hay innumerables videos instructivos gratuitos; Tomando como ejemplo la inteligencia artificial, algunas personas dicen que tienen 20 años de experiencia en desarrollo, confiando en la ventaja de ser pioneros. Pero la IA de hace veinte años es completamente diferente de la IA de hoy, y una persona con solo cinco años de experiencia puede llegar más lejos que ellos.
En el ámbito de las criptomonedas es aún más evidente: hay quienes, al principio de su carrera, eligieron el camino correcto y lograron la libertad financiera a una edad temprana, pero carecen de experiencia práctica y no tienen un respaldo suficiente; mientras que otros, que solo en los últimos años han hecho la transición desde la banca de inversión o empresas tecnológicas, han logrado crear un nuevo espacio en el sector gracias a su experiencia de vida y conexiones.
No ser arrogante con los que vienen después, ni ser sumiso con los que llegaron primero.
Lo único que me da envidia es que los jóvenes seguramente pueden ver un futuro más lejano que yo. Aparte de eso, todos navegan en la línea de tiempo, sin distinción de superioridad o inferioridad.