Todos persiguen ganancias rápidas, pero nadie quiere esforzarse más. Pronto estaremos inmersos en reinos digitales donde la realidad y la ilusión se difuminan en una sola. Nuestros cuerpos físicos siguen desvaneciéndose a medida que nos alejamos hacia esa singularidad tecnológica. El metaverso no es solo publicidad—está transformando la forma en que valoramos la existencia misma.