Muchas personas culpan a otros por perder dinero—por falta de técnica, mala actitud, mala suerte. Pero pregúntate a ti mismo, ¿realmente el problema está aquí?

De hecho, desde el momento en que pulsas el botón de compra, la victoria o la derrota ya están decididas.

Tú miras las velas y ves cómo saltan los números, pero las instituciones están investigando de dónde vienen los chips y a dónde van. Tú te emocionas y entras en el mercado en los picos de entusiasmo, pero ellos ya han establecido la lógica subyacente de la narrativa, esperando a los compradores en cadena. Cuando entras, piensas que la liquidez es suficiente, pero en realidad los creadores de mercado ya han cerrado su posición y están listos para irse.

Por eso, verás fenómenos como estos: cuanto más aprendes, más fácil es comprar en la subida; cuanto más firme es tu creencia, más fácil es quedar atrapado; cuanto más respetas al mercado, más te cosechan. Esto no es un problema de inteligencia, las reglas del juego están aquí—comenzando desde la injusticia.

El mercado nunca recompensa a los que trabajan duro, solo recompensa a los que están en la posición correcta.

Ahora pregúntate a ti mismo, en esta partida, ¿en qué nivel crees que estás?