He visto muchos proyectos excelentes y también he sido testigo de un error fatal que cometen algunos de los protocolos DeFi más destacados: liberar tokens demasiado rápido y en el momento equivocado.

Los proyectos bien gestionados nunca hacen esto. Entienden el significado de mantener el control sobre la oferta de tokens. Esto no es por poder en sí mismo, sino para conservar espacio para tomar decisiones—hacer que cada paso sea cuidadosamente pensado, no improvisado en el último momento. La oferta de tokens es tu palanca, tu línea de defensa; en momentos de volatilidad del mercado o disminución del interés, te permite no ser forzado a hacer cosas tontas.

¿Por qué tantos proyectos no pueden esperar para lanzar tokens? La razón suele ser simple: se han quedado sin dinero, se ha agotado el período de operación, y no tienen otra opción. Los tokens se convierten en la última carta, y usan esos tokens como si fuera un recurso ilimitado para ganar tiempo, atraer atención, aumentar liquidez o captar usuarios. A corto plazo puede parecer razonable, pero a largo plazo siempre termina en desastre.

¿Dónde está el problema fundamental? Los proyectos deberían reservar fondos suficientes para operar, no ponerse en una situación desesperada. Este es precisamente un problema común en nuestra industria: la mayoría de los equipos solo dependen de la venta de tokens para financiarse.

Una vez que ese dinero se acaba, nunca vuelve. Lo que desaparece junto con él es el control sobre la dirección del proyecto y la capacidad de incentivar a largo plazo. La verdadera gestión consiste en estar siempre alerta, tener recursos suficientes en reserva para mantener la estabilidad en momentos críticos, y no solo premiar acciones que buscan beneficios inmediatos.