En última instancia, por qué las comunidades subyacentes tienden a dividirse, mi percepción se resume en cuatro palabras: demasiado egoísmo.

Hace un tiempo participé en una comunidad de minería con lanzamiento justo, al principio todos pensábamos igual, queríamos hacer las cosas bien. Frecuentemente organizábamos Space para discutir rutas, e incluso algunos (incluyéndome) contribuíamos de forma voluntaria con soporte técnico, por ejemplo, construí un sitio web para la comunidad. Aunque luego algunos criticaron que el sitio no era lo suficientemente profesional, ese sitio todavía está activo. ¿Y la comunidad en sí? Ya se ha disuelto hace tiempo.

Mirando hacia atrás, ¿dónde está el problema? No es por falta de habilidades técnicas, sino por la mentalidad y la perspectiva de los participantes. Al principio todos decían cosas bonitas, pero en realidad todos pensaban: ¿Qué beneficios puedo obtener de esto? ¿El token puede subir de valor? ¿Cuánto beneficio puedo obtener por mi contribución? Cuando estos pensamientos dominan las decisiones, incluso la mejor visión es inútil.

En comparación con esas comunidades en el extranjero que funcionan bien, la gente está más dispuesta a invertir en el ecosistema en sí, en lugar de preocuparse por ganancias o pérdidas a corto plazo. Los proyectos comunitarios nacionales que quieren crecer probablemente carecen de esa mentalidad de largo plazo.