Desde pequeño, los niños que reciben más respeto y estímulo, al encontrarse con un controlador mental, su reacción instintiva es devolver un golpe:
¿Quién eres tú para venir a señalarme? ¡Soy la más adorable del universo! Si piensas que tengo un problema, ese es tu problema. ¿No te gustaría reflexionar profundamente sobre ti mismo?
Por otro lado, aquellos que fueron criticados desde pequeños, tienden a aceptar las opiniones del controlador mental, permitiendo que la otra parte pisotee sus límites paso a paso:
Sí, no soy lo suficientemente bueno, siempre decepciono, lamento haber defraudado a quienes me aman, ¿qué más puedo hacer para compensarte?
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Desde pequeño, los niños que reciben más respeto y estímulo, al encontrarse con un controlador mental, su reacción instintiva es devolver un golpe:
¿Quién eres tú para venir a señalarme? ¡Soy la más adorable del universo! Si piensas que tengo un problema, ese es tu problema. ¿No te gustaría reflexionar profundamente sobre ti mismo?
Por otro lado, aquellos que fueron criticados desde pequeños, tienden a aceptar las opiniones del controlador mental, permitiendo que la otra parte pisotee sus límites paso a paso:
Sí, no soy lo suficientemente bueno, siempre decepciono, lamento haber defraudado a quienes me aman, ¿qué más puedo hacer para compensarte?