Más de 900 millones de africanos actualmente carecen de acceso a internet, una barrera que no nace de la falta de interés, sino de la limitada infraestructura y oportunidades. Sin embargo, las perspectivas están cambiando drásticamente. Las proyecciones muestran que África subsahariana podría generar 230 millones de empleos digitales para 2030, lo que representa una ola transformadora en todo el continente. Esta revolución digital tiene un inmenso potencial: cerrar brechas de riqueza, fortalecer comunidades locales y crear caminos de empleo sin precedentes. Cuando la infraestructura digital, incluida la tecnología blockchain y las finanzas descentralizadas, llegue a estas regiones desatendidas, no solo se crearán empleos; se democratizará el acceso financiero. La pregunta no es si la transición digital de África sucederá, sino qué tan rápido podemos acelerarla.
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PancakeFlippa
· hace11h
900 millones de personas no tienen acceso a Internet, pero 230 millones de puestos digitales están esperando... Esta es la verdadera ventana de oportunidad, el momento de entrada para las Finanzas descentralizadas está por llegar.
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GateUser-e51e87c7
· hace12h
África está a punto de levantarse, ¿230 millones de empleos? Las Finanzas descentralizadas realmente pueden salvar vidas.
Más de 900 millones de africanos actualmente carecen de acceso a internet, una barrera que no nace de la falta de interés, sino de la limitada infraestructura y oportunidades. Sin embargo, las perspectivas están cambiando drásticamente. Las proyecciones muestran que África subsahariana podría generar 230 millones de empleos digitales para 2030, lo que representa una ola transformadora en todo el continente. Esta revolución digital tiene un inmenso potencial: cerrar brechas de riqueza, fortalecer comunidades locales y crear caminos de empleo sin precedentes. Cuando la infraestructura digital, incluida la tecnología blockchain y las finanzas descentralizadas, llegue a estas regiones desatendidas, no solo se crearán empleos; se democratizará el acceso financiero. La pregunta no es si la transición digital de África sucederá, sino qué tan rápido podemos acelerarla.