El patrón en el mercado ya está definido: los grandes inversores controlan la mayoría de los activos, mientras que los inversores minoristas solo pueden comprar pequeñas cantidades. En esta situación desigual, es muy difícil para los inversores minoristas ganar dinero. La realidad más concreta es que, incluso si el precio de la moneda permanece lateral, los grandes inversores pueden cosechar constantemente a través de las tarifas de financiamiento. Una vez que los pequeños inversores se ven obligados a cerrar posición, los activos en manos del creador de mercado se concentran aún más. En ese momento, la gran caída o el gran aumento dependen del capricho de los grandes inversores. Las tarifas de financiamiento parecen silenciosas, pero con el tiempo pueden consumir completamente las ganancias de los inversores minoristas. Esta es la razón por la que las monedas con alto volumen de transacciones suelen ser las más manipuladas: la distribución de activos determina las reglas del juego.