El exfutbolista Joey Barton acaba de recibir una pena de prisión suspendida por publicar en X lo que el tribunal calificó como mensajes "groseramente ofensivos". Es increíble lo rápido que se intensifican las cosas en las redes sociales hoy en día: basta con un hilo incendiario para enfrentarte a problemas legales. Esto hace que uno se plantee dónde está el límite entre la libertad de expresión y las consecuencias reales en la era digital. Con el auge de las plataformas sociales Web3, casos como este ponen de manifiesto por qué las alternativas descentralizadas siguen ganando atención. Cuando las plataformas centralizadas pueden llevarte ante los tribunales por lo que publicas, de repente esas redes "resistentes a la censura" ya no parecen tan marginales. Toda la situación es un recordatorio de que lo que dices en Internet no se queda flotando en el vacío: los sistemas legales del mundo real están atentos y dispuestos a actuar. Si eso supone una rendición de cuentas necesaria o un exceso de celo depende probablemente de la postura de cada uno.