Últimamente, el concepto cinematográfico vuelve a mostrar nuevos movimientos, aunque esta vez la tendencia ha cambiado.

¿Recuerdas la anterior oleada del sector? Cuando se anunció la fecha de estreno de Zootrópolis, las expectativas de taquilla se dispararon. Aquellos valores relacionados avanzaron con fuerza, y uno de ellos estuvo a punto de alcanzar el límite de subida durante tres días consecutivos. Pero ahora, mirando atrás, ese pico de interés ya se ha digerido casi por completo: los datos de taquilla no han cumplido del todo con las expectativas y el objetivo inicial de 4.000 millones parece complicado; probablemente se quede en torno a los 3.500 millones.

El mercado nunca espera sin hacer nada. Desde la semana pasada, los capitales han vuelto a dirigirse hacia este sector, pero la lógica especulativa ha cambiado. Esta vez, el foco está puesto en Avatar 3, con la típica jugada de “especulación por expectativas”. Ya sabes: cuando llega el día del estreno, suele ser el momento en que “se agotan las buenas noticias” y el dinero inteligente ya se ha retirado de antemano.

Lo interesante es que la estrategia de posicionamiento de los fondos también ha cambiado. Aunque aquel valor central sigue siendo el principal productor, la previsibilidad del mercado es demasiado alta: todos saben a quién comprar, y eso, paradójicamente, se convierte en un problema. Los valores donde se concentran los minoristas no suelen atraer al capital principal.

Ahora parece que otra empresa podría convertirse en el nuevo centro de atención. Analizando los flujos de capital de los últimos días, sí se percibe esa tendencia. Pero cómo evolucionará, dependerá de la próxima semana. Porque la campaña de promoción de Avatar 3 lanzará noticias de manera intensiva, y entonces habrá que ver hasta qué punto puede calentarse el mercado.

Sinceramente, las expectativas ya están bastante infladas: algunos medios incluso predicen que la taquilla podría alcanzar los 22.000 millones. Cuando ves esas cifras, te haces una idea de lo eufórico que está el mercado. Pero, dicho esto, las expectativas son una cosa; al final, lo que cuenta son los datos reales y el dinero sobre la mesa.