Llevo 12 años en el mundillo, y los primeros 9 básicamente los pasé dando tumbos sin rumbo. Hasta que me encontré con un experto que me dio un par de consejos clave y, de repente, lo entendí todo: para operar necesitas tu propio sistema.

Ahora, aunque no puedo decir que sea rico, al menos consigo beneficios estables y superar al mercado ya no es un problema. Mirando atrás, cuando no tenía sistema, todo era apostar; perder más y ganar menos era inevitable.

Pero este sistema me ha costado 6 años perfeccionarlo.

¿Por qué tanto tiempo? Porque un buen sistema de trading va contra la naturaleza humana: hay que controlar la avaricia y el miedo, actuar sin dudar cuando toca y no dejarse llevar por corazonadas, además de cumplir la disciplina a rajatabla. El problema es que, siendo una persona con emociones, en un mercado lleno de emociones, todo eso es realmente difícil.

Aún más complicado es que el sistema no se aprende memorizando unas cuantas teorías, sino que se forja a base de muchísima práctica, prueba y error y revisiones constantes. Incluso hoy, mi sistema sigue siendo solo un poco más maduro que un prototipo, y todavía lo estoy ajustando. El mercado siempre cambia, así que el sistema también debe evolucionar.

Hoy vamos a hablar de dos patrones clásicos de reversión: los tres impulsos y el patrón de cuña.

Estos dos patrones en realidad son bastante comunes, pero en la práctica rara vez se forman de manera perfecta, por lo que suelen pasar desapercibidos. Pero no pasa nada, siempre que cumplan más o menos con las características de la cuña, podemos...