Las montañas del fin de semana siempre parecen un libro abierto por el viento.
Subiendo los escalones, es un ritmo lento; alzando la vista, es el espacio en blanco de la vida. Caminando por el sendero del bosque, aprendí una lección simple: Cuanto más silencioso es el camino bajo mis pies, más claras son las palabras en mi corazón.
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Las montañas del fin de semana siempre parecen un libro abierto por el viento.
Subiendo los escalones, es un ritmo lento; alzando la vista, es el espacio en blanco de la vida.
Caminando por el sendero del bosque, aprendí una lección simple:
Cuanto más silencioso es el camino bajo mis pies, más claras son las palabras en mi corazón.