La forma más efectiva de hacer que cualquier persona te guste y confíe en ti es dominar el efecto Rosenthal en psicología. ¿Te has dado cuenta de que algunas personas siempre logran que los demás se sientan bien con ellas, e incluso están dispuestas a ayudarlas proactivamente, mientras que otras, a pesar de esforzarse mucho, siempre son ignoradas y despreciadas? ¿Cuál es la diferencia? La respuesta está en un principio psicológico, el efecto Rosenthal. ¿Qué es el efecto Rosenthal? En pocas palabras, tus expectativas y evaluaciones sobre una persona realmente afectan su rendimiento. Si crees que puede hacerlo, realmente se volverá más capaz. Si piensas que no puede, también comenzará a volverse menos capaz. No es una cuestión esotérica, es un mecanismo psicológico comprobado por innumerables experimentos.
En 1968, el psicólogo Rosenthal realizó un experimento en una escuela primaria. Seleccionó aleatoriamente a algunos estudiantes y les dijo a los maestros que estos niños eran excepcionalmente inteligentes y tenían un potencial ilimitado. Ocho meses después, los resultados académicos de estos niños realmente mejoraron drásticamente. Pero la verdad es que estos niños fueron elegidos al azar desde el principio y no eran diferentes de los demás; la única variable era la expectativa del maestro. ¿Por qué sucede esto? Porque cuando realmente crees que alguien tiene potencial, tu mirada, tono de voz y actitud transmiten confianza y afirmación. Esta confianza puede estimular la autoestima de la otra persona, haciéndole sentir: "me han valorado, no puedo decepcionarlos", lo que genera una motivación psicológica. Así, se esfuerzan más, se concentran más y están más dispuestos a demostrar su valía, y al final, realmente se convierten en lo que esperabas. De la misma manera, si piensas que alguien no es confiable, cada mirada tuya dice "no confío en ti". Si él lo siente, pensará: "ya que tú tampoco confías en mí, ¿por qué debería esforzarme?" Con el tiempo, realmente se convierte en esa persona poco confiable a tus ojos.
Pero la mayoría de las personas malinterpretan este principio, piensan que el efecto Rosenthal es adular, elogiar y hablar bien, así que elogian a todos que ven, dicen a cada persona que es genial, que es increíble. ¿Y el resultado? La otra persona no se lo cree en absoluto, sino que siente que eres hipócrita, afectado y con un propósito. El verdadero efecto Rosenthal no es un cumplido superficial, sino una creencia genuina; realmente tienes que ver los puntos brillantes de la otra persona, creer de verdad que tiene la capacidad de hacer bien algo y luego transmitir esa creencia a través de acciones concretas. Este es el poder del efecto Rosenthal; una afirmación sincera puede cambiar la trayectoria de la acción de una persona.
Pero surge la pregunta, ¿por qué la mayoría de las personas no lo logran? Porque no confían en los demás, tienen la costumbre de buscar fallos, encontrar problemas, cuestionar la capacidad de los otros. Dicen con la boca que se puede, pero en su corazón piensan que seguro no lo lograrán, esta inconsistencia es algo que la otra persona puede percibir de inmediato. Hay otro tipo de personas que confían en los demás, pero no saben expresarlo; sienten que la otra persona es buena, pero nunca lo dicen, como resultado, la otra persona no sabe de tu reconocimiento y, por lo tanto, no puede sentir tus expectativas.
Para aprovechar realmente el efecto Rosenthal, debes hacer tres cosas: Primero, aprende a descubrir las virtudes de los demás, no te centres siempre en los defectos, sino que busca activamente los aspectos positivos que la otra persona hace bien, incluso si es solo un pequeño detalle, como que responde rápidamente a los mensajes, lo que indica que te valora, o que habla de manera lógica, lo que muestra que ha reflexionado, todos estos son puntos que merecen reconocimiento. Segundo, expresa tu reconocimiento, no lo guardes para ti mismo, di específicamente a la otra persona: creo que has hecho esto muy bien, porque me has hecho sentir de cierta manera por esta y esta razón, este tipo de retroalimentación específica es más valiosa que mil elogios. Tercero, dale espacio a la otra persona para que se desarrolle; si confías en que puede hacerlo bien, debes atreverte a delegar tareas, darle la oportunidad de demostrar su valía, no intervengas en cada detalle. Tu confianza se convertirá en su motivación.
La esencia del efecto Rosenthal es que despiertas en la otra persona el poder que tiene en su interior para querer mejorar, mediante tus expectativas sinceras. Una vez que este poder se activa, puede producir efectos sorprendentes. Pero recuerda, esto no es manipulación, no se trata de hacerte pasar por alguien para engañar a los demás. Si en tu interior menosprecias a la otra persona, no importa lo bien que hables, ella podrá sentirlo. El requisito es que realmente creas en el potencial de la otra persona y desees sinceramente que mejore. A partir de hoy, intenta tratar a las personas a tu alrededor con este principio, viendo sus puntos brillantes, expresando tu reconocimiento, dándoles confianza y espacio. Descubrirás que cuando comienzas a creer en los demás, ellos también comenzarán a creer en ti. Cuando despiertas el potencial de otros con tus expectativas, tu propia influencia también aumenta constantemente. La conexión más profunda entre las personas no es el intercambio de intereses, sino el logro mutuo. Haces que los demás se sientan valorados, y ellos naturalmente te tendrán en cuenta. Enciendes las posibilidades de otros con tus expectativas sinceras, y ellos también retribuirán tu confianza con acciones. Así que, no te quejes más de por qué los demás no te quieren o no confían en ti; primero pregúntate, ¿alguna vez has creído sinceramente en otros? ¿Has tomado acciones concretas para que la otra persona sienta tus expectativas? Si no lo has hecho, empieza a cambiar desde ahora; el poder de creer es mucho más fuerte de lo que imaginas. Cuando aprendas a influir en los demás con el efecto Rosenthal, descubrirás que la actitud del mundo hacia ti también ha cambiado.
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La forma más efectiva de hacer que cualquier persona te guste y confíe en ti es dominar el efecto Rosenthal en psicología. ¿Te has dado cuenta de que algunas personas siempre logran que los demás se sientan bien con ellas, e incluso están dispuestas a ayudarlas proactivamente, mientras que otras, a pesar de esforzarse mucho, siempre son ignoradas y despreciadas? ¿Cuál es la diferencia? La respuesta está en un principio psicológico, el efecto Rosenthal. ¿Qué es el efecto Rosenthal? En pocas palabras, tus expectativas y evaluaciones sobre una persona realmente afectan su rendimiento. Si crees que puede hacerlo, realmente se volverá más capaz. Si piensas que no puede, también comenzará a volverse menos capaz. No es una cuestión esotérica, es un mecanismo psicológico comprobado por innumerables experimentos.
En 1968, el psicólogo Rosenthal realizó un experimento en una escuela primaria. Seleccionó aleatoriamente a algunos estudiantes y les dijo a los maestros que estos niños eran excepcionalmente inteligentes y tenían un potencial ilimitado. Ocho meses después, los resultados académicos de estos niños realmente mejoraron drásticamente. Pero la verdad es que estos niños fueron elegidos al azar desde el principio y no eran diferentes de los demás; la única variable era la expectativa del maestro. ¿Por qué sucede esto? Porque cuando realmente crees que alguien tiene potencial, tu mirada, tono de voz y actitud transmiten confianza y afirmación. Esta confianza puede estimular la autoestima de la otra persona, haciéndole sentir: "me han valorado, no puedo decepcionarlos", lo que genera una motivación psicológica. Así, se esfuerzan más, se concentran más y están más dispuestos a demostrar su valía, y al final, realmente se convierten en lo que esperabas. De la misma manera, si piensas que alguien no es confiable, cada mirada tuya dice "no confío en ti". Si él lo siente, pensará: "ya que tú tampoco confías en mí, ¿por qué debería esforzarme?" Con el tiempo, realmente se convierte en esa persona poco confiable a tus ojos.
Pero la mayoría de las personas malinterpretan este principio, piensan que el efecto Rosenthal es adular, elogiar y hablar bien, así que elogian a todos que ven, dicen a cada persona que es genial, que es increíble. ¿Y el resultado? La otra persona no se lo cree en absoluto, sino que siente que eres hipócrita, afectado y con un propósito. El verdadero efecto Rosenthal no es un cumplido superficial, sino una creencia genuina; realmente tienes que ver los puntos brillantes de la otra persona, creer de verdad que tiene la capacidad de hacer bien algo y luego transmitir esa creencia a través de acciones concretas. Este es el poder del efecto Rosenthal; una afirmación sincera puede cambiar la trayectoria de la acción de una persona.
Pero surge la pregunta, ¿por qué la mayoría de las personas no lo logran? Porque no confían en los demás, tienen la costumbre de buscar fallos, encontrar problemas, cuestionar la capacidad de los otros. Dicen con la boca que se puede, pero en su corazón piensan que seguro no lo lograrán, esta inconsistencia es algo que la otra persona puede percibir de inmediato. Hay otro tipo de personas que confían en los demás, pero no saben expresarlo; sienten que la otra persona es buena, pero nunca lo dicen, como resultado, la otra persona no sabe de tu reconocimiento y, por lo tanto, no puede sentir tus expectativas.
Para aprovechar realmente el efecto Rosenthal, debes hacer tres cosas: Primero, aprende a descubrir las virtudes de los demás, no te centres siempre en los defectos, sino que busca activamente los aspectos positivos que la otra persona hace bien, incluso si es solo un pequeño detalle, como que responde rápidamente a los mensajes, lo que indica que te valora, o que habla de manera lógica, lo que muestra que ha reflexionado, todos estos son puntos que merecen reconocimiento. Segundo, expresa tu reconocimiento, no lo guardes para ti mismo, di específicamente a la otra persona: creo que has hecho esto muy bien, porque me has hecho sentir de cierta manera por esta y esta razón, este tipo de retroalimentación específica es más valiosa que mil elogios. Tercero, dale espacio a la otra persona para que se desarrolle; si confías en que puede hacerlo bien, debes atreverte a delegar tareas, darle la oportunidad de demostrar su valía, no intervengas en cada detalle. Tu confianza se convertirá en su motivación.
La esencia del efecto Rosenthal es que despiertas en la otra persona el poder que tiene en su interior para querer mejorar, mediante tus expectativas sinceras. Una vez que este poder se activa, puede producir efectos sorprendentes. Pero recuerda, esto no es manipulación, no se trata de hacerte pasar por alguien para engañar a los demás. Si en tu interior menosprecias a la otra persona, no importa lo bien que hables, ella podrá sentirlo. El requisito es que realmente creas en el potencial de la otra persona y desees sinceramente que mejore. A partir de hoy, intenta tratar a las personas a tu alrededor con este principio, viendo sus puntos brillantes, expresando tu reconocimiento, dándoles confianza y espacio. Descubrirás que cuando comienzas a creer en los demás, ellos también comenzarán a creer en ti. Cuando despiertas el potencial de otros con tus expectativas, tu propia influencia también aumenta constantemente. La conexión más profunda entre las personas no es el intercambio de intereses, sino el logro mutuo. Haces que los demás se sientan valorados, y ellos naturalmente te tendrán en cuenta. Enciendes las posibilidades de otros con tus expectativas sinceras, y ellos también retribuirán tu confianza con acciones. Así que, no te quejes más de por qué los demás no te quieren o no confían en ti; primero pregúntate, ¿alguna vez has creído sinceramente en otros? ¿Has tomado acciones concretas para que la otra persona sienta tus expectativas? Si no lo has hecho, empieza a cambiar desde ahora; el poder de creer es mucho más fuerte de lo que imaginas. Cuando aprendas a influir en los demás con el efecto Rosenthal, descubrirás que la actitud del mundo hacia ti también ha cambiado.