Toda tu debilidad, ya sea debilidad de capacidad, debilidad de carácter o debilidad de energía, proviene de cierta confusión en ti. Por ejemplo, si tienes confusión sobre tus necesidades, no sabes lo que realmente quieres, por lo que siempre estás ansioso. Si tus límites son confusos, no sabes cómo defender tus derechos, por lo que siempre te sientes muy humilde. Todo el sufrimiento proviene de la confusión. Si quieres ser libre y fuerte, definitivamente debes ser una persona clara. Desde el punto de vista de la psicología, aquí hay tres consejos: primero, tener necesidades claras. Si a menudo sientes que eres inútil y que no puedes hacer nada bien, no es porque realmente tengas malas habilidades, sino porque en tu experiencia de crecimiento pasada, parece que nunca has estado realmente enfocado en hacer algo. Hoy ves a alguien emprender y te lanzas de cabeza, mañana ves a alguien obtener un certificado y decides hacerlo. Quieres hacer demasiadas cosas, por lo que tu energía se dispersa naturalmente. ¿Por qué siempre seguimos las opiniones de otros y no vemos nuestras verdaderas necesidades? En realidad, proviene de una fantasía de omnipotencia narcisista, donde siempre nos imaginamos increíblemente fuertes. Por ejemplo, puedo ganar mucho dinero, puedo alcanzar la cima de la vida. Al fantasear demasiado, ignoramos la realidad. O queremos todo y al final no conseguimos nada. O tenemos grandes aspiraciones pero poca capacidad, sintiendo que hay muchas cosas en la vida que no valen la pena hacer, lo que nos deja muy confundidos sobre el futuro. Entonces, para aclarar tus necesidades, necesitas romper todas las fantasías y concentrarte en hacer una sola cosa de manera realista. Cuanto más te concentres, mayores serán tus probabilidades de éxito. Segundo, la claridad emocional, es decir, aunque estoy muy enojado, debo mantener la estabilidad emocional; aunque estoy muy triste, debo sonreír. Muchas personas en realidad no tienen la capacidad de identificar sus propias emociones. Desde la perspectiva de la psicología, esto proviene de la objetivación del yo. En términos simples, olvidas que tú eres el protagonista de tu vida y te preocupas demasiado por lo que piensan los demás, temiendo lo que digan sobre tu temperamento, por lo que aunque estés lleno de ira, debes reprimirlo, temiendo que digan que no eres amigable, por lo que siempre intentas complacer a los demás. Si ni siquiera prestas atención a tus propias emociones, ¿cómo puedes esperar que los demás se fijen en tus sentimientos? Por lo tanto, realmente debemos seguir mirando hacia adentro y darnos cuenta de nuestras emociones y sentimientos. Cuanto más claro seas, más sabrás qué tipo de personas son adecuadas para ti y qué tipo de relaciones te perjudican. Luego, te atreverás a salir de ese círculo equivocado. Siempre recuerda que tus sentimientos y necesidades son el estándar para medir todo. Tercero, la claridad de la personalidad. Esa cualidad de ser sumiso, la necesidad de complacer, la inseguridad y la falta de opinión son todas manifestaciones de una personalidad confusa. La falta de personalidad en psicología se denomina falta de agresividad. Cuando presentas una imagen de conejito inofensivo, le das a los demás el derecho de manipularte a su antojo. Pero aquí hablo de agresividad, no se trata de pelear o gritar a los demás. La agresividad en psicología está más relacionada con el sentido de los límites, una actitud de defensa de uno mismo. Cuando tus límites son infringidos, debes decirles que su comportamiento está fuera de lugar, eso es una manifestación de agresividad. Y esa es tu verdadera cara, la que tiene fuerza y vitalidad. Una persona clara, al enfrentar la vida, también tendrá una actitud positiva, porque sabe claramente qué tipo de vida desea. En esa línea principal de la vida, cualquier incidente no afectará su progreso. La vida es un juego para eliminar la confusión; quien sea más claro, más consciente, vivirá mejor.
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Toda tu debilidad, ya sea debilidad de capacidad, debilidad de carácter o debilidad de energía, proviene de cierta confusión en ti. Por ejemplo, si tienes confusión sobre tus necesidades, no sabes lo que realmente quieres, por lo que siempre estás ansioso. Si tus límites son confusos, no sabes cómo defender tus derechos, por lo que siempre te sientes muy humilde. Todo el sufrimiento proviene de la confusión. Si quieres ser libre y fuerte, definitivamente debes ser una persona clara. Desde el punto de vista de la psicología, aquí hay tres consejos: primero, tener necesidades claras. Si a menudo sientes que eres inútil y que no puedes hacer nada bien, no es porque realmente tengas malas habilidades, sino porque en tu experiencia de crecimiento pasada, parece que nunca has estado realmente enfocado en hacer algo. Hoy ves a alguien emprender y te lanzas de cabeza, mañana ves a alguien obtener un certificado y decides hacerlo. Quieres hacer demasiadas cosas, por lo que tu energía se dispersa naturalmente. ¿Por qué siempre seguimos las opiniones de otros y no vemos nuestras verdaderas necesidades? En realidad, proviene de una fantasía de omnipotencia narcisista, donde siempre nos imaginamos increíblemente fuertes. Por ejemplo, puedo ganar mucho dinero, puedo alcanzar la cima de la vida. Al fantasear demasiado, ignoramos la realidad. O queremos todo y al final no conseguimos nada. O tenemos grandes aspiraciones pero poca capacidad, sintiendo que hay muchas cosas en la vida que no valen la pena hacer, lo que nos deja muy confundidos sobre el futuro. Entonces, para aclarar tus necesidades, necesitas romper todas las fantasías y concentrarte en hacer una sola cosa de manera realista. Cuanto más te concentres, mayores serán tus probabilidades de éxito. Segundo, la claridad emocional, es decir, aunque estoy muy enojado, debo mantener la estabilidad emocional; aunque estoy muy triste, debo sonreír. Muchas personas en realidad no tienen la capacidad de identificar sus propias emociones. Desde la perspectiva de la psicología, esto proviene de la objetivación del yo. En términos simples, olvidas que tú eres el protagonista de tu vida y te preocupas demasiado por lo que piensan los demás, temiendo lo que digan sobre tu temperamento, por lo que aunque estés lleno de ira, debes reprimirlo, temiendo que digan que no eres amigable, por lo que siempre intentas complacer a los demás. Si ni siquiera prestas atención a tus propias emociones, ¿cómo puedes esperar que los demás se fijen en tus sentimientos? Por lo tanto, realmente debemos seguir mirando hacia adentro y darnos cuenta de nuestras emociones y sentimientos. Cuanto más claro seas, más sabrás qué tipo de personas son adecuadas para ti y qué tipo de relaciones te perjudican. Luego, te atreverás a salir de ese círculo equivocado. Siempre recuerda que tus sentimientos y necesidades son el estándar para medir todo. Tercero, la claridad de la personalidad. Esa cualidad de ser sumiso, la necesidad de complacer, la inseguridad y la falta de opinión son todas manifestaciones de una personalidad confusa. La falta de personalidad en psicología se denomina falta de agresividad. Cuando presentas una imagen de conejito inofensivo, le das a los demás el derecho de manipularte a su antojo. Pero aquí hablo de agresividad, no se trata de pelear o gritar a los demás. La agresividad en psicología está más relacionada con el sentido de los límites, una actitud de defensa de uno mismo. Cuando tus límites son infringidos, debes decirles que su comportamiento está fuera de lugar, eso es una manifestación de agresividad. Y esa es tu verdadera cara, la que tiene fuerza y vitalidad. Una persona clara, al enfrentar la vida, también tendrá una actitud positiva, porque sabe claramente qué tipo de vida desea. En esa línea principal de la vida, cualquier incidente no afectará su progreso. La vida es un juego para eliminar la confusión; quien sea más claro, más consciente, vivirá mejor.