Comercio de futuros, como una emocionante aventura, la línea entre el cielo y el infierno está solo a un pensamiento de distancia.
Al principio de mi incursión en el comercio de futuros, llegué con 8000U, pensando en ganar mucho arriesgando poco, y de manera impulsiva abrí un apalancamiento de 100x. Pero con solo un ligero movimiento del mercado, en tan solo quince minutos, la mitad de mis fondos se desvaneció como agua. Estoy sentado frente a la pantalla, con el corazón latiendo como un tambor, mis ojos fijos en esos números rojos que parpadean constantemente, mi mente se queda en blanco en un instante. En ese momento, comprendí profundamente que la liquidación no es casualidad, sino una advertencia que el mercado da a los novatos. Desde entonces, he aprendido a respetar el mercado. He abandonado la fantasía de enriquecerme de la noche a la mañana y ya no dejo que las emociones dominen mis decisiones comerciales. Poco a poco, he llegado a entender que el comercio de futuros es un arte sobre el control del riesgo. He visto a demasiadas personas que, al ganar un poco de dinero, se sienten satisfechas y se consideran genios del comercio, pero terminan liquidando frecuentemente y perdiendo todo; también he visto a personas que, debido a las pérdidas, se sienten ansiosas e insomnes, mirando el mercado toda la noche, y finalmente son consumidas por emociones negativas. No entienden que los verdaderos expertos, la mayoría de las veces, están esperando pacientemente. Pasan el 70% del tiempo en espera sin posiciones y el 30% del tiempo atacan con determinación; una operación precisa puede generar beneficios considerables. El año pasado, gracias a mi uso preciso del indicador BOLL, aproveché la tendencia de SOL. Mientras otros se fijaban en las velas, yo prestaba atención al ritmo del mercado. Cuando el indicador se contrae, sé que el mercado se está acumulando; cuando se expande, es el momento de la oportunidad. Estoy construyendo posiciones en lotes en el límite inferior, estableciendo el stop-loss en el nivel mínimo anterior. En tres semanas, el capital se ha multiplicado por treinta. No se trata de predecir, sino de seguir estrictamente la disciplina de comercio.
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Comercio de futuros, como una emocionante aventura, la línea entre el cielo y el infierno está solo a un pensamiento de distancia.
Al principio de mi incursión en el comercio de futuros, llegué con 8000U, pensando en ganar mucho arriesgando poco, y de manera impulsiva abrí un apalancamiento de 100x. Pero con solo un ligero movimiento del mercado, en tan solo quince minutos, la mitad de mis fondos se desvaneció como agua.
Estoy sentado frente a la pantalla, con el corazón latiendo como un tambor, mis ojos fijos en esos números rojos que parpadean constantemente, mi mente se queda en blanco en un instante. En ese momento, comprendí profundamente que la liquidación no es casualidad, sino una advertencia que el mercado da a los novatos.
Desde entonces, he aprendido a respetar el mercado. He abandonado la fantasía de enriquecerme de la noche a la mañana y ya no dejo que las emociones dominen mis decisiones comerciales. Poco a poco, he llegado a entender que el comercio de futuros es un arte sobre el control del riesgo.
He visto a demasiadas personas que, al ganar un poco de dinero, se sienten satisfechas y se consideran genios del comercio, pero terminan liquidando frecuentemente y perdiendo todo; también he visto a personas que, debido a las pérdidas, se sienten ansiosas e insomnes, mirando el mercado toda la noche, y finalmente son consumidas por emociones negativas.
No entienden que los verdaderos expertos, la mayoría de las veces, están esperando pacientemente. Pasan el 70% del tiempo en espera sin posiciones y el 30% del tiempo atacan con determinación; una operación precisa puede generar beneficios considerables.
El año pasado, gracias a mi uso preciso del indicador BOLL, aproveché la tendencia de SOL. Mientras otros se fijaban en las velas, yo prestaba atención al ritmo del mercado. Cuando el indicador se contrae, sé que el mercado se está acumulando; cuando se expande, es el momento de la oportunidad.
Estoy construyendo posiciones en lotes en el límite inferior, estableciendo el stop-loss en el nivel mínimo anterior. En tres semanas, el capital se ha multiplicado por treinta. No se trata de predecir, sino de seguir estrictamente la disciplina de comercio.