¿Alguna vez te has preguntado por qué las instituciones centralizadas parecen estar atrapadas en cámara lenta? Cuando no hay competencia real y el fracaso no es una opción, la motivación para mejorar simplemente... desaparece. Los clientes pueden quejarse todo el día, pero sin presión del mercado, nada cambia. Este mecanismo de retroalimentación roto es exactamente la razón por la que los sistemas descentralizados siguen ganando terreno: responsabilidad a través de la elección, no de la imposición.