Los mercados de predicción que se integran con la tecnología convencional parecen impresionantes en la superficie, hasta que examinas lo que realmente está sucediendo debajo. Los ahorros de los hogares en EE. UU. acaban de alcanzar niveles históricos bajos. Mientras tanto, la Generación Z tiene niveles de deuda sin precedentes en comparación con generaciones anteriores a la misma edad. ¿Y cuál es la respuesta cultural? Una avalancha de plataformas que normalizan la hiper-especulación como contenido de estilo de vida.

La ironía es profunda. Se fomenta que las personas apuesten a escenarios de colapso gubernamental mientras ven cómo su estabilidad económica se erosiona. Los empleos desaparecen a medida que la automatización se acelera, pero la solución que se promociona no es la alfabetización financiera ni una planificación sostenible; es tratar cada resultado político y económico como un juego de casino.

Esto no es innovación al servicio de la sociedad. Es la gamificación que explota la ansiedad. Cuando los mercados de predicción se convierten en entretenimiento en lugar de herramientas de gestión de riesgos, hemos cruzado a un territorio peligroso. La misma generación enterrada en préstamos estudiantiles y la incertidumbre de la economía gig no necesita más formas de apostar; necesita caminos económicos reales que no se parezcan a mesas de ruleta.