Grecia acaba de romper un silencio de 40 años en la perforación en alta mar—ExxonMobil aseguró el primer acuerdo del país desde los años 80. ¿El momento? Revelador.
Mientras la hoja de ruta ecológica de Europa enfrenta turbulencias, Washington apuesta fuerte por las exportaciones de gas. Grecia se está posicionando como la nueva puerta de entrada de GNL para la UE, un cambio estratégico que prioriza la fiabilidad energética por encima de los plazos de reducción de emisiones de carbono.
El mensaje es claro: cuando las cadenas de suministro se estrechan, el pragmatismo supera a las promesas. La seguridad vence a la sostenibilidad—al menos por ahora.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
8 me gusta
Recompensa
8
5
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
SatoshiLeftOnRead
· hace7h
La neutralidad de carbono de la UE se ha convertido en una broma.
Ver originalesResponder0
LuckyHashValue
· hace7h
No más, solo es supervivencia.
Ver originalesResponder0
MEVEye
· hace7h
La independencia energética no es un sueño, ¿verdad?
Ver originalesResponder0
OnchainDetective
· hace7h
Es la misma vieja estrategia, solo que el canal de energía cambió de apariencia; el flujo de fondos ya mostraba indicios desde hace tiempo.
Ver originalesResponder0
SmartContractPhobia
· hace7h
¿Quién se preocupa por las emisiones de carbono ahora?
Grecia acaba de romper un silencio de 40 años en la perforación en alta mar—ExxonMobil aseguró el primer acuerdo del país desde los años 80. ¿El momento? Revelador.
Mientras la hoja de ruta ecológica de Europa enfrenta turbulencias, Washington apuesta fuerte por las exportaciones de gas. Grecia se está posicionando como la nueva puerta de entrada de GNL para la UE, un cambio estratégico que prioriza la fiabilidad energética por encima de los plazos de reducción de emisiones de carbono.
El mensaje es claro: cuando las cadenas de suministro se estrechan, el pragmatismo supera a las promesas. La seguridad vence a la sostenibilidad—al menos por ahora.