Últimamente, al traducir varias noticias, he notado que el tema de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) se está volviendo cada vez más popular y animado.

Por un lado, el Banco Central Europeo ha anunciado que están desarrollando un euro digital, y su enfoque es bastante interesante: no buscan competir con Alipay o WeChat Pay para robarles mercado, sino crear una «infraestructura de respaldo». ¿Qué significa esto? Pues que en caso de que alguna vez las aplicaciones bancarias sean hackeadas o que una gran interrupción en la red deje a los bancos fuera de servicio, esta moneda digital podría tomar el relevo y garantizar que las personas puedan seguir comprando cosas. Lo más sorprendente es que también planean hacer una versión offline, que funcione sin conexión a internet, como un Plan B de efectivo en la era digital.

En cuanto a por qué los bancos centrales de diferentes países están experimentando con esto, la razón es bastante concreta. Por un lado, las stablecoins han crecido mucho en los últimos años; por otro, gigantes tecnológicos como Apple Pay y Google Wallet están acaparando cada vez más el mercado de pagos tradicionales. Probablemente, los bancos centrales piensen que no pueden ceder completamente el control de la infraestructura de pagos. Forbes, por su parte, es optimista y cree que las CBDC pueden ayudar a las personas sin cuentas bancarias a acceder al sistema financiero, promoviendo la inclusión financiera. Aunque suena bien en teoría, la realidad dependerá de cómo cada país implemente estas iniciativas.

Pero lo que realmente resulta emocionante es la evolución de la tecnología blockchain en sí misma.

Por ejemplo, el concepto de Finanzas Regenerativas (ReFi), que básicamente combina blockchain con sostenibilidad ambiental. La idea es que al invertir en ciertos proyectos, ese dinero pueda usarse directamente para reforestar o limpiar océanos, con toda la trazabilidad y transparencia en la cadena de bloques. Es como una mezcla de ESG y DeFi, que permite ganar dinero y hacer el bien al mismo tiempo. ¿No suena genial?

Otra tendencia futurista es la de la inteligencia artificial descentralizada (deAI). Actualmente, la IA está dominada por unas pocas grandes empresas, y los datos y algoritmos suelen ser opacos. deAI busca trasladar los modelos y datos de IA a la blockchain, para que el desarrollo y la distribución de beneficios sean más justos. Aunque todavía está en una etapa inicial y presenta muchos desafíos técnicos, la dirección es muy interesante y merece atención.

También están empezando a experimentar con sistemas de identidad descentralizada (DID). Imagina que tu certificado de estudios, experiencia laboral y antecedentes crediticios estén almacenados en la blockchain. Así, cambiar de trabajo sería más sencillo, sin tener que presentar tantos documentos, y además tú mismo controlarías tu privacidad. Incluso hay proyectos que usan contratos inteligentes para automatizar y transparentar la resolución de disputas, eliminando los procesos legales tradicionales y simplificando todo.

En resumen, las monedas digitales de los bancos centrales están compitiendo en el frente de los pagos, mientras que la tecnología blockchain se está infiltrando silenciosamente en muchas otras áreas innovadoras. Esta transformación digital apenas comienza, y seguramente surgirán muchas ideas y aplicaciones sorprendentes en el futuro.