Este año, en el sector Layer2, ha surgido un fenómeno bastante mágico: un montón de proyectos que desde el principio juegan a una «gran carrera por la gobernanza».
¿El ordenamiento? Deja eso a la DAO. ¿Los permisos para actualizar los contratos? Deja eso a la comunidad. ¿El dinero en la tesorería? También que todos voten y lo distribuyan. Suena muy «fundamentalista en la descentralización», ¿verdad? Pero en la práctica, suele ser un desastre: los equipos técnicos quieren arreglar un bug y tienen que esperar a que la comunidad tenga una reunión, y la mayoría de los que votan no entienden nada de código. Cuando realmente surge una emergencia, o discuten durante tres días sin llegar a una conclusión, o votan a ciegas y terminan arruinando las cosas. Al final, el protocolo se paraliza, los usuarios se van, y la descentralización se convierte en una actuación autodestructiva.
La estrategia de Linea es diferente: no se apura a «mostrar músculo».
Su lógica es muy sencilla: el poder de gobernanza debe estar alineado con la capacidad de gobernar, no se puede dejar que alguien que acaba de aprender a montar en bicicleta maneje un buque de carga. Por eso, Linea divide la gobernanza en tres niveles, y va delegando el poder paso a paso según la madurez del ecosistema.
En la capa de infraestructura, actualmente, componentes clave como los ordenadores y los verificadores todavía son operados por ConsenSys. Pero lo importante es que la arquitectura es completamente abierta, y los nodos de la comunidad pueden unirse en cualquier momento, solo necesitas tener la capacidad técnica. Esto no es un monopolio, sino más bien como un conductor experimentado que lleva a un novato a dar unas vueltas, y cuando esté listo para manejar solo, le pasa el volante.
La capa económica es aún más directa. ¿Cómo se distribuyen las tarifas del protocolo? ¿A quién se invierte en el fondo ecológico? Todo esto, que involucra dinero real, lo deciden los poseedores de tokens LINEA. El poder se descentraliza, pero sin tocar las líneas rojas de la base técnica.
Este enfoque de «delegar lentamente el poder» evita las trampas de una centralización acelerada, y también garantiza que el protocolo pueda evolucionar de manera estable. La crisis de gobernanza en Layer2 no es un problema sin solución; todo depende de si estás dispuesto a ser más pragmático.
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TxFailed
· hace14h
técnicamente hablando... linea podría estar en algo aquí, no voy a mentir
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Token_Sherpa
· hace14h
he visto esta película antes... apresurarse en un dao = muerte por democracia, para ser honesto
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BrokenDAO
· hace14h
¿La descentralización equivale a la sabiduría de las masas? ¿Cuántos DAO típicos han sido votados hasta la muerte?
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Ser_This_Is_A_Casino
· hace14h
Mira, ahora entiendo que es mejor hacerlo más despacio.
Este año, en el sector Layer2, ha surgido un fenómeno bastante mágico: un montón de proyectos que desde el principio juegan a una «gran carrera por la gobernanza».
¿El ordenamiento? Deja eso a la DAO. ¿Los permisos para actualizar los contratos? Deja eso a la comunidad. ¿El dinero en la tesorería? También que todos voten y lo distribuyan. Suena muy «fundamentalista en la descentralización», ¿verdad? Pero en la práctica, suele ser un desastre: los equipos técnicos quieren arreglar un bug y tienen que esperar a que la comunidad tenga una reunión, y la mayoría de los que votan no entienden nada de código. Cuando realmente surge una emergencia, o discuten durante tres días sin llegar a una conclusión, o votan a ciegas y terminan arruinando las cosas. Al final, el protocolo se paraliza, los usuarios se van, y la descentralización se convierte en una actuación autodestructiva.
La estrategia de Linea es diferente: no se apura a «mostrar músculo».
Su lógica es muy sencilla: el poder de gobernanza debe estar alineado con la capacidad de gobernar, no se puede dejar que alguien que acaba de aprender a montar en bicicleta maneje un buque de carga. Por eso, Linea divide la gobernanza en tres niveles, y va delegando el poder paso a paso según la madurez del ecosistema.
En la capa de infraestructura, actualmente, componentes clave como los ordenadores y los verificadores todavía son operados por ConsenSys. Pero lo importante es que la arquitectura es completamente abierta, y los nodos de la comunidad pueden unirse en cualquier momento, solo necesitas tener la capacidad técnica. Esto no es un monopolio, sino más bien como un conductor experimentado que lleva a un novato a dar unas vueltas, y cuando esté listo para manejar solo, le pasa el volante.
La capa económica es aún más directa. ¿Cómo se distribuyen las tarifas del protocolo? ¿A quién se invierte en el fondo ecológico? Todo esto, que involucra dinero real, lo deciden los poseedores de tokens LINEA. El poder se descentraliza, pero sin tocar las líneas rojas de la base técnica.
Este enfoque de «delegar lentamente el poder» evita las trampas de una centralización acelerada, y también garantiza que el protocolo pueda evolucionar de manera estable. La crisis de gobernanza en Layer2 no es un problema sin solución; todo depende de si estás dispuesto a ser más pragmático.