¡Hola amigos! Hoy quiero contaros mi experiencia personal intentando minar criptos desde mi casa en 2024. Os diré la verdad: olvidaos ya de Bitcoin, ese tren pasó hace años y ahora solo los peces gordos con sus maquinarias industriales pueden permitirse minarlo.

Pero no os desaniméis, ¡aún hay esperanza para nosotros! Después de meses quemándome las pestañas (y casi mi tarjeta gráfica), he descubierto que todavía podemos sacar algo de provecho con otras monedas menos exigentes.

Empecé con Dogecoin por pura curiosidad. Sí, esa moneda que empezó como un meme y que el loco de Elon no deja de promocionar. Descargué una billetera, instalé CPU miner y... madre mía, qué lentitud. La verdad es que sin una buena GPU estás perdiendo el tiempo.

Monero (XMR) me resultó bastante decente para minar con mi equipo normal. Lo que más me gusta es su enfoque en la privacidad y que está diseñada para resistir los dichosos ASIC que nos han jodido a los mineros caseros. No te harás rico, pero algo es algo.

Con ZCash tuve experiencias mixtas. El algoritmo Equihash funciona bien con GPU domésticas, pero la configuración inicial me dio dolores de cabeza. Tuve que esperar una eternidad para sincronizar la blockchain completa.

Lo que nadie te cuenta es que el consumo eléctrico se dispara. Cuando me llegó la primera factura casi me da un infarto. En mi caso, la relación coste-beneficio fue pésima durante meses, hasta que los precios subieron en el último rally.

¿Mi consejo? Unirse a un pool de minería. Solo es rentable si juntas fuerzas con otros. Y ojo con esos chollos de "minería en la nube" que te prometen el oro y el moro... ¡son estafas prácticamente todas!

La realidad es que mientras grandes plataformas centralizadas controlan el mercado, nosotros luchamos por las migajas. En el fondo, esto ya no es lo que Satoshi imaginó cuando creó Bitcoin. La descentralización se ha ido al garete.

Si queréis probar suerte, aseguraos de tener una tarjeta gráfica potente, una factura eléctrica barata y mucha, mucha paciencia. En Idaho (EE.UU.) la electricidad cuesta 7.99 centavos por kWh, mientras aquí pagamos un riñón.

Y recordad: durante un mercado alcista, hasta el minero más cutre puede ganar algo decente. Pero cuando el oso aparece... prepárate para minar por pura fe.