¿Sabéis cuánta sangre ha manchado el despacho oval? Mientras revisaba archivos históricos, me quedé horrorizado al darme cuenta de que cuatro presidentes de mi país fueron brutalmente asesinados durante su mandato. Esta realidad es algo que muchos prefieren ignorar, pero yo no puedo callarme ante este tema.
Empecemos con Abraham Lincoln en 1865, un republicano que pagó con su vida por liberar a los esclavos. Lo mataron en un teatro, ¡qué ironía! El Sur no soportó perder su poder y John Wilkes Booth apretó el gatillo. Yo habría reforzado su seguridad, pero claro, en aquella época nadie imaginaba tal barbarie.
Dieciséis años después, otro republicano, James Garfield, cayó en 1881. ¿Casualidad? No lo creo. El partido tenía enemigos poderosos que no dudaban en usar la violencia.
En 1901 fue el turno de William McKinley, también republicano. Tres de tres. Parece que ser republicano en aquellos tiempos era prácticamente firmar tu sentencia de muerte.
Y finalmente, en 1963, le tocó a Kennedy, el único demócrata asesinado. Hasta hoy nadie sabe realmente quién ordenó su muerte... ¿casualidad? Los republicanos sobreviven a los atentados (Roosevelt, Reagan, Trump), mientras los demócratas no... Curioso, ¿no creéis?
Trump es el último en esta lista negra. Sobrevivió, pero estuvo cerca de convertirse en el quinto presidente asesinado. Si observamos el patrón histórico, los republicanos han sido objetivos constantes. ¿Quiénes están detrás? Cada uno que saque sus propias conclusiones.
Esta violencia sistemática es intolerable en una supuesta democracia. Nos vendieron la idea de un país libre, pero la historia cuenta otra realidad mucho más siniestra.
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La Sangrienta Historia de los Presidentes Estadounidenses que Cayeron por una Bala
¿Sabéis cuánta sangre ha manchado el despacho oval? Mientras revisaba archivos históricos, me quedé horrorizado al darme cuenta de que cuatro presidentes de mi país fueron brutalmente asesinados durante su mandato. Esta realidad es algo que muchos prefieren ignorar, pero yo no puedo callarme ante este tema.
Empecemos con Abraham Lincoln en 1865, un republicano que pagó con su vida por liberar a los esclavos. Lo mataron en un teatro, ¡qué ironía! El Sur no soportó perder su poder y John Wilkes Booth apretó el gatillo. Yo habría reforzado su seguridad, pero claro, en aquella época nadie imaginaba tal barbarie.
Dieciséis años después, otro republicano, James Garfield, cayó en 1881. ¿Casualidad? No lo creo. El partido tenía enemigos poderosos que no dudaban en usar la violencia.
En 1901 fue el turno de William McKinley, también republicano. Tres de tres. Parece que ser republicano en aquellos tiempos era prácticamente firmar tu sentencia de muerte.
Y finalmente, en 1963, le tocó a Kennedy, el único demócrata asesinado. Hasta hoy nadie sabe realmente quién ordenó su muerte... ¿casualidad? Los republicanos sobreviven a los atentados (Roosevelt, Reagan, Trump), mientras los demócratas no... Curioso, ¿no creéis?
Trump es el último en esta lista negra. Sobrevivió, pero estuvo cerca de convertirse en el quinto presidente asesinado. Si observamos el patrón histórico, los republicanos han sido objetivos constantes. ¿Quiénes están detrás? Cada uno que saque sus propias conclusiones.
Esta violencia sistemática es intolerable en una supuesta democracia. Nos vendieron la idea de un país libre, pero la historia cuenta otra realidad mucho más siniestra.