Los últimos dos meses de un bull run suelen ser los más volátiles. Esta es la prueba definitiva del mercado: si no experimentas un whipsaw que te haga sentir nervioso, podrías olvidar que estás en un bull run.

El núcleo está en mantener la calma y evitar dos extremos: no caer en la impulsividad de comprar en máximos y convertirse en un "comprador de última hora", ni dejarse llevar por el pánico y vender en mínimos. Muchos inversores minoristas, al ver una caída, huyen despavoridos, y a menudo terminan vendiendo en el punto más bajo. Cuando deciden salir con pérdidas, los grandes jugadores suelen revertir la tendencia y el mercado sigue subiendo.

Por lo tanto, la verdadera sabiduría radica en "actuar según la tendencia y mantener la posición con paciencia", esperando tranquilamente a que el mercado elimine las acciones flotantes antes de la explosión final de la tendencia alcista.