De ETF a tokenización de acciones: un nuevo capítulo en la innovación financiera
A finales de la década de 1980, Nathan Most, un físico de formación, trabajaba en la Bolsa de Valores de Estados Unidos cuando propuso una idea innovadora: crear un producto que pudiera rastrear el índice S&P 500 y que pudiera negociarse como una sola acción. A pesar de las dudas en ese momento, continuó impulsando esta idea.
En 1993, esta idea debutó por primera vez con el código SPY, convirtiéndose en el primer fondo cotizado en bolsa (ETF). Inicialmente considerado un producto de nicho, SPY creció gradualmente hasta convertirse en uno de los valores más negociados del mundo, con un volumen de negociación que incluso supera la suma total de las acciones que sigue. Una estructura sintética obtuvo una liquidez más alta que el activo subyacente.
Hoy en día, innovaciones similares están causando revuelo nuevamente en el ámbito financiero. Varias plataformas han comenzado a ofrecer acciones tokenizadas — basadas en tecnología blockchain, destinadas a reflejar el precio de las acciones de empresas como Tesla y Nvidia. Estos tokens se posicionan como una forma de obtener exposición al precio de las acciones en lugar de la propiedad, sin derechos de accionista ni derecho a voto.
La tokenización de acciones ofrece nuevas oportunidades a los inversores globales, especialmente a aquellos fuera de los Estados Unidos que tienen dificultades para invertir directamente en acciones estadounidenses. Simplifican el proceso de negociación, eliminando pasos engorrosos como la apertura de cuentas y las transferencias bancarias. Sin embargo, esta conveniencia también ha generado controversias, ya que algunas empresas expresan su preocupación por la tokenización de sus propias acciones.
En esencia, la tokenización de acciones es similar a los futuros, opciones y otros derivados tradicionales, ofreciendo a los inversores otra forma de participar. Pueden experimentar una trayectoria de desarrollo que va del caos a la madurez: inicialmente utilizados por especuladores minoristas, luego atraen a los arbitrajistas y, finalmente, podrían ser adoptados por inversores institucionales.
Las acciones tokenizadas también enfrentan algunos desafíos únicos. Debido a que se pueden negociar 24/7, pueden reaccionar a las noticias durante el cierre del mercado, lo que provoca diferencias de precio con respecto a las acciones subyacentes. Actualmente, estos productos carecen de sistemas que estabilicen los precios, como la tasa de financiación en los mercados de futuros o el mecanismo de participantes autorizados de los ETF.
En cuanto a la regulación, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. aún no se ha pronunciado claramente sobre la tokenización de acciones. La mayoría de las plataformas todavía están explorando los límites legales, y algunas optan por lanzar productos en regiones como la Unión Europea, donde la regulación es más clara.
A pesar de la controversia y la incertidumbre, la demanda de acciones tokenizadas sigue siendo evidente. Puede que no cambien la naturaleza de la propiedad de las acciones, pero prometen simplificar la experiencia de participación. Para muchos inversores, esta conveniencia puede ser suficiente para atraerlos a utilizar estos productos.
El camino de desarrollo de las acciones tokenizadas puede ser similar a las innovaciones financieras tempranas como el ETF. Al principio, pueden tener poca liquidez y precios inestables, pero con el tiempo, podrían convertirse en una fuente importante de señales del mercado.
La clave está en si estos nuevos productos pueden resistir la prueba durante períodos de volatilidad del mercado. Aunque no son equivalentes a las acciones tradicionales o productos regulados, para muchos inversores que tienen dificultades para acceder al sistema financiero tradicional, esta cercanía puede ser lo suficientemente atractiva. El ritmo de la innovación financiera nunca se detiene, y la tokenización de acciones está escribiendo un nuevo capítulo.
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Tokenización de acciones: la nueva ola de innovación financiera después del ETF
De ETF a tokenización de acciones: un nuevo capítulo en la innovación financiera
A finales de la década de 1980, Nathan Most, un físico de formación, trabajaba en la Bolsa de Valores de Estados Unidos cuando propuso una idea innovadora: crear un producto que pudiera rastrear el índice S&P 500 y que pudiera negociarse como una sola acción. A pesar de las dudas en ese momento, continuó impulsando esta idea.
En 1993, esta idea debutó por primera vez con el código SPY, convirtiéndose en el primer fondo cotizado en bolsa (ETF). Inicialmente considerado un producto de nicho, SPY creció gradualmente hasta convertirse en uno de los valores más negociados del mundo, con un volumen de negociación que incluso supera la suma total de las acciones que sigue. Una estructura sintética obtuvo una liquidez más alta que el activo subyacente.
Hoy en día, innovaciones similares están causando revuelo nuevamente en el ámbito financiero. Varias plataformas han comenzado a ofrecer acciones tokenizadas — basadas en tecnología blockchain, destinadas a reflejar el precio de las acciones de empresas como Tesla y Nvidia. Estos tokens se posicionan como una forma de obtener exposición al precio de las acciones en lugar de la propiedad, sin derechos de accionista ni derecho a voto.
La tokenización de acciones ofrece nuevas oportunidades a los inversores globales, especialmente a aquellos fuera de los Estados Unidos que tienen dificultades para invertir directamente en acciones estadounidenses. Simplifican el proceso de negociación, eliminando pasos engorrosos como la apertura de cuentas y las transferencias bancarias. Sin embargo, esta conveniencia también ha generado controversias, ya que algunas empresas expresan su preocupación por la tokenización de sus propias acciones.
En esencia, la tokenización de acciones es similar a los futuros, opciones y otros derivados tradicionales, ofreciendo a los inversores otra forma de participar. Pueden experimentar una trayectoria de desarrollo que va del caos a la madurez: inicialmente utilizados por especuladores minoristas, luego atraen a los arbitrajistas y, finalmente, podrían ser adoptados por inversores institucionales.
Las acciones tokenizadas también enfrentan algunos desafíos únicos. Debido a que se pueden negociar 24/7, pueden reaccionar a las noticias durante el cierre del mercado, lo que provoca diferencias de precio con respecto a las acciones subyacentes. Actualmente, estos productos carecen de sistemas que estabilicen los precios, como la tasa de financiación en los mercados de futuros o el mecanismo de participantes autorizados de los ETF.
En cuanto a la regulación, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. aún no se ha pronunciado claramente sobre la tokenización de acciones. La mayoría de las plataformas todavía están explorando los límites legales, y algunas optan por lanzar productos en regiones como la Unión Europea, donde la regulación es más clara.
A pesar de la controversia y la incertidumbre, la demanda de acciones tokenizadas sigue siendo evidente. Puede que no cambien la naturaleza de la propiedad de las acciones, pero prometen simplificar la experiencia de participación. Para muchos inversores, esta conveniencia puede ser suficiente para atraerlos a utilizar estos productos.
El camino de desarrollo de las acciones tokenizadas puede ser similar a las innovaciones financieras tempranas como el ETF. Al principio, pueden tener poca liquidez y precios inestables, pero con el tiempo, podrían convertirse en una fuente importante de señales del mercado.
La clave está en si estos nuevos productos pueden resistir la prueba durante períodos de volatilidad del mercado. Aunque no son equivalentes a las acciones tradicionales o productos regulados, para muchos inversores que tienen dificultades para acceder al sistema financiero tradicional, esta cercanía puede ser lo suficientemente atractiva. El ritmo de la innovación financiera nunca se detiene, y la tokenización de acciones está escribiendo un nuevo capítulo.